Perú

Perú presenta las organizaciones con mayor interés en insertarse en el mercado internacional, principalmente de los países de la AP, al mismo tiempo que posee el nivel más bajo de internacionalización en el grupo. En términos comparativos, el sector editorial de Perú es el de menor desarrollo e influencia en la red de la Alianza del Pacífico. Sin embargo, después de Colombia, es el que sostuvo un mayor número de relaciones, al mismo nivel de México y por encima de Chile. De igual manera, después de Colombia los agentes editoriales de este país son los de más fácil acceso y sobre quienes recae, casi exclusivamente, el establecimiento de vínculos de intercambio que se concentran en tres países:  Estados Unidos (47%), México (25%) y Ecuador (17%).

La experiencia de los distribuidores demuestra que sí ha crecido la compra de libros en el país, y sostienen que la venta online —aunque limitada— ha influido, en parte por el incremento de los canales de venta, además porque “hay nuevos jugadores que participan y ya no se necesita un lugar físico ni invertir en muebles”, sostiene Miyagi Díaz de Heraldos Negros. Esto se suma al uso de las redes sociales para la promoción de los productos editoriales, así como la digitalización tanto de los procesos como los servicios.

 

Hay que anotar que es evidente el interés por avanzar en la reconstrucción de un ecosistema del libro y la lectura a través de la generación de vínculos con sus vecinos, auspiciado, en términos generales, por una política pública que en muy poco tiempo ha dado muestras de compromiso con la industria y los diferentes agentes de la cadena del libro y la lectura. Un ejemplo de esto es que las organizaciones que participaron en la encuesta generan una mayor circulación de bienes y servicios en el mercado local, siendo tan solo el 19% las que tienen vínculos a nivel internacional. Esto y los procesos de circulación a través de ferias son algunos de los aspectos más llamativos en el afán por generar un mercado interno que según su crecimiento y potencial genere nuevas dinámicas internas y externas.

 

Llama también la atención la vigencia del discurso de lo “independiente”, un poco a destiempo de lo ocurrido en países como Colombia y México, y mucho más cercano a la dinámica actual en Chile.

Panorama general del sector editorial, el libro y la lectura

En Perú en los últimos años han surgido varios incentivos económicos para el sector. En 2017 fue creado el Premio Nacional de Literatura bajo seis categorías, y desde el año 2018 el Ministerio de Cultura cuenta con una línea de estímulos económicos para las industrias culturales y las artes; específicamente para los agentes del libro la línea cuenta con nueve concursos por un monto total anual en promedio de 380.000 dólares. Otros premios destacados son el Concurso de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro (creado en 1995) del Banco Central de Reserva del Perú, los Premios Copé (1979) impulsados por Petroperú.

 

Por su parte, existen en el país otro tipo de reconocimientos que —aunque no entregan algún tipo de incentivo económico— son importantes porque visibilizan el trabajo y la trayectoria como el Premio Casa de la Literatura Peruana (2010), el reconocimiento “Personalidad Meritoria de la Cultura”. Aunque los estímulos son nuevos en Perú, se han constituido en el corto plazo en una importante oportunidad de financiación para los agentes. Además, ha servido de pretexto para acercar a los actores a procesos de formalización, ya que el modelo de incentivo implica un estatus formal para obtener el apoyo estatal bajo la modalidad de concurso.

 

Según datos del CERLALC (2018), en Perú se registraron en 2017 6.202 títulos, un decrecimiento del 2.32% en comparación con el año 2013, lo que supone un indicador de 2.1 títulos registrados por cada 10.000 habitantes, uno de los más bajos entre los países pertenecientes a la Alianza del Pacífico, puesto que en Chile es del 4.4, en Colombia del 3.8 y en México del 2. Aproximadamente, el 9% de los títulos producidos en el país se hicieron en formato digital. Durante el 2017, en Perú se produjeron 10.4 millones de ejemplares, un 1.88% más en contraste con el año inmediatamente anterior (CERLALC, 2018)

 

Un informe publicado por el Instituto de Opinión Pública (2015) sugiere que el 15.5% de los peruanos tiene la lectura como habito cotidiano, porcentaje que se incrementa según el nivel socioeconómico de las personas y que varía también en función del rango de edad de la población. 1 Este mismo informe revela que el 61.7% de los peruanos suele leer para estar informados y el 47.7% lo hace por cultura general; entre tanto, el 39.1% de los encuestados informa leer por disfrute o distracción. Otro aspecto que toca dicho informe en lo referente a las bibliotecas personales es que el 47.6% indicó que no posee más de diez libros y quienes tienen más de cien son solo el 4.3%, un porcentaje muy bajo, si se contrasta con el 30% de la población española. Para finalizar, en lo que refiere a las preferencias por la lectura en formato digital, el 31.7% de los encuestados manifestó nunca haber leído total o parcialmente en medios digitales, mientras el 44.4% lo hizo alguna vez y el 23.3% manifestó hacerlo con bastante frecuencia (Instituto de Opinión Pública, 2015)

 

Ecosistema del sector editorial y tejido empresarial

 

Aunque se afirma que hubo cierre de espacios y la desaparición de agentes, a finales de los años noventa, por las medidas económicas de entonces, muchos sostienen que gracias a los incentivos de la Ley de Libro (2003) hubo una mejora de las condiciones económicas, así como a una nueva generación interesada en proyectos editoriales, lo cual ha permitido al sector crecer de manera exponencial.

 

Entre los gremios destacados se encuentra la Cámara Peruana del Libro, fundada en 1946, que es la agremiación con el mayor número de miembros (159 a abril de 2020); la Asociación de Editoriales Independientes de Perú (EIP) que surge en 2014 y actualmente suma 42 socios de nueve departamentos del Perú, convirtiéndose en un interlocutor válido e independiente ante las diferentes instancias del Estado, con un propósito gremial que apuesta por la creación de políticas públicas a favor de la promoción de libro y la lectura.

 

Uno de los principales intereses de la EIP 2  es que los libros tengan ISBN y generar ingresos de manera continua y formal a partir de las actividades derivadas del sector editorial. Una segunda línea es vincular a las editoriales independientes a las ferias internacionales como una manera de visibilizar la producción regional y contemporánea, y propender así por la bibliodiversidad, concepto al cual se suma el enfoque de género y la interculturalidad, como estrategia para equilibrar las balanzas de participación en el mercado.  3 Por ello, es crucial su participación en la mesa de ferias internacionales, convocada por la Presidencia del Consejo de Ministros con el concurso de la Cámara Peruana del Libro, Promperú, Ministerio de Cultura y el Ministerio de Relaciones Exteriores; además de la inclusión a futuro de las editoriales independientes en las compras públicas de entidades como el Ministerio de Educación.

 

A estas dos agrupaciones se suma EU Perú Editoriales Universitarias y Académicas, que desde el año 2012 fue constituido como grupo adscrito a la Cámara Peruana del Libro. Hoy el gremio cuenta con 25 miembros, y un consejo directivo con cinco responsables de actividades. Con relación a la red nacional, la EU Perú participa de manera activa en la Feria Internacional del Libro de Lima, tanto en conversatorios y en las jornadas profesionales, así como en el grupo de exportación de Promperú para definir y concertar las actividades en las ferias internacionales. En cuanto a la dinámica de cada fondo hay diferencias, pues aquellos que pertenecen a universidades privadas tienen más márgenes de acción que las públicas, por las restricciones económicas y de burocracia que se dan en su operación.

 

En cuanto a lo público del ámbito nacional, se destacan las entidades adscritas al Ministerio de Cultura (2011) como la Biblioteca Nacional del Perú (1821), el Archivo General de la Nación (1861) y la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura (2011), así como la Casa de la Literatura Peruana (2009) del Ministerio de Educación. A estos agentes nacionales se suman actores regionales y locales como las Municipalidades Provinciales y Distritales, además de entidades como los ministerios en los cuales hay proyectos editoriales de diversa índole.

Por fuera de estos escenarios existen movimientos, colectivos autores-editores tanto en Lima y en regiones que gestan sus proyectos desde lo local, pero que en muchos casos no se vinculan a este tipo de asociaciones y circulan con sus propuestas en contextos más acotados, algunos sin conexiones con plataformas institucionales.

 

Política pública y marco normativo

 

El sector editorial en Perú tiene una larga trayectoria, la cual ha estado marcada por dinámicas sociales y políticas complejas, así como por los efectos de las decisiones gubernamentales de inicios de 2000, cuando el país, bajo la apuesta hacia la apertura económica, observó la disminución de agentes en el ecosistema del libro y la lectura, dadas las condiciones del mercado y el ingreso de actores con costos de producción y precios muy bajos, lo que erosionó la dinámica editorial nacional.

 

Esta situación tuvo un cambio sustancial con la promulgación de la Ley de Democratización del Libro y el Fomento de la Lectura (PCM, 2003), normativa que dio la pauta para la creación de incentivos tributarios para los agentes del sector, la cual fue reglamentada al siguiente para un periodo de doce años: i) la exoneración del impuesto general a las ventas a la importación y/o venta en el país de los libros y productos editoriales afines (artículo 19), y ii) el reintegro tributario para los editores de libros equivalente al impuesto general de las ventas consignado de manera separada por diversos servicios relacionados con los proyectos editoriales (artículo 20).

 

Desde el año 2016, la institucionalidad pública, gremios, asociaciones y actores del sector han planteado nuevas normativas de cara a la actualización de la Ley. Es así como en el año 2018, el Congreso de la República expidió la Ley 30853, y posteriormente el Ejecutivo la reglamentó, estableciendo la formulación de la política y el Plan Nacional de Fomento de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, prorrogando por un año más los incentivos tributarios a favor de la industria editorial. Luego de un año de gestión del nuevo proyecto de ley ante el Congreso de la República, con miras a establecer nuevas y mejores condiciones para el sector, el presidente de la República decretó el cierre del órgano legislativo lo que truncó la gestión de esta. 4

 

La Ley 31053 del 15 de octubre de 2020, también conocida como la nueva Ley del Libro, presenta mejoras con respecto a la que se encontraba vigente y fue aprobada a pocos días de su vencimiento. No obstante, la Cámara Peruana del Libro considera necesario que esta sea reglamentada a fin de poder disfrutar de sus beneficios, lo cual espera pueda darse antes de finalizar esta vigencia (Publishnews, 2020). La finalidad de dicha ley, según su Artículo 1, es reconocer y fomentar el derecho de las personas a la lectura y promover el acceso al libro, bajo un marco de inclusión, construcción de la ciudadanía y desarrollo humano, en beneficio del interés público; así como el fomento de las micro y pequeñas empresas (MyPe) dedicadas a la industria editorial.

 

En el mes de julio del año 2020, el Gobierno en uso de sus facultades extraordinarias expidió la Política Nacional de Cultura al 2030, que cobija al sector editorial y contempla medidas que cubren a diferentes campos de la cultura. Las organizaciones y gremios esperan que la Política se cumpla y se establezcan acuerdos sostenibles y duraderos que le permitan a los actores del libro plantear estrategias e inversiones en el largo plazo.

 

Dentro de los reclamos constantes respecto a las políticas sectoriales, resalta la necesidad de contar con reglas de trabajo que den continuidad y sostenibilidad a las actividades y a la dinámica económica editorial. Además, debería contener un enfoque multisectorial, considerando los diferentes agentes estatales y privados que participan en el ecosistema del libro y la lectura, así como las lógicas tributarias que sustentan la estructura de importación y exportación de libros en Perú. Para lograrlo, es necesario contar con un estado proactivo, que fortalezca con presupuesto instituciones públicas como la Biblioteca Nacional del Perú y la Dirección de Libro y la Lectura, y se hace necesario mejorar la red de bibliotecas municipales en coordinación con los agentes del ecosistema del libro.

 

Comportamiento del comercio internacional del sector editorial

 

Perú es un país altamente dependiente del mercado externo para satisfacer sus necesidades de consumo editorial (Gráfico 7), pues sus importaciones son 3.6 veces superiores a sus montos de exportación, coeficiente que ha ido en aumento en comparación con los niveles alcanzados en 2008, cuando esta relación (importaciones/exportaciones) solo ascendía al 1.9. En términos de montos comerciales transados, las exportaciones pasaron de tener un valor comercial de 33 millones de dólares en el año 2008, a ser solo de 18 millones durante el 2018, es decir, una contracción de 33%. En el caso de las importaciones, estas pasaron de tener un valor de comercio cercano a 63 millones de dólares en 2008 a 80 millones en el año 2014, para luego volver a descender a 64 millones en lo corrido de 2018.

 

Gráfico 7. Evolución del comercio internacional de la industria editorial en Perú, 2008-2018

Fuente: Elaboración propia con datos de UNESCO (2020).

Las exportaciones de la industria editorial peruana representaron en 2018 el 0.09% de las exportaciones de este sector a nivel mundial, 0.04 puntos porcentuales menos que en 2008, al tiempo que las importaciones significaron el 0.33%, un nivel que ha oscilado entre el 0.2% y el 0.4% a lo largo de la década 2008-2018. En contraste con los países de habla hispana, las exportaciones del sector han ido perdiendo representación al pasar del 2.2% en el año 2008, al 1.9% durante 2018, mientras que las importaciones aumentaron en el mismo periodo, ubicándose en niveles cercanos al 5%, 1.8 puntos porcentuales más que en 2008.

 

Finalmente, si se compara con el bloque de países que conforman la Alianza del Pacifico, Perú aportó durante 2018 el 8% de las exportaciones en materia editorial que realizó este conglomerado, después de México (68%) y Colombia (19%), en tanto que sus importaciones representaron el 12% del total por este concepto. Con respecto a las relaciones comerciales establecidas en este bloque económico, del total de exportaciones de la industria editorial peruana el 10% fue destinado a este mercado durante el 2018, trece puntos porcentuales menos que lo efectuado en el año 2008, siendo la participación más baja en contraste con los demás países que conforman este acuerdo. En el caso de las importaciones con origen en los países de la AP, estas pasaron de representar el 33% (2008) a solo el 19% en lo corrido de 2018, no obstante, es el país con una participación más alta en este rubro.

 

Estrategias de internacionalización del sector editorial

 

La participación de Perú en las ferias internacionales se ha traducido en la promoción y difusión de los editores y catálogos en el marco de estos eventos. En el caso de las editoriales medianas y pequeñas que han participado en La Independiente, se busca que aprovechen mejor sus activos como los derechos de sus obras, para que sean conocidas, valoradas en otros países y comercializadas en un futuro. Sin embargo, los actores son conscientes de que en una sola visita no se cierra un negocio. Son encuentros año a año donde se conocen agentes, se contacta con los interesados y se inicia una ruta de trabajo. Por ello las ferias se conciben como eventos claves en la medida que se asista de manera continua para ganar visibilidad y posicionamiento; y para ello el Ministerio de Cultura ha creado estímulos para la participación de las editoriales en ferias de otros países como parte de la internacionalización del libro peruano.

 

Respecto a las ferias internacionales, Guadalajara sigue siendo clave para negociar coediciones, establecer contactos con autores transnacionales y dejar libros a editoriales amigas para promoción más que para venta. Otras ferias importantes para las editoriales son la Feria del Libro de Bogotá y Feria del Libro Independiente, Feria La Furia del Libro de Santiago de Chile, La Feria Autónoma de Argentina en el continente, como oportunidades para la exhibición de sus propuestas editoriales. En Europa destacan la Feria del Libro de Frankfurt y la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, en estas últimas como escenarios de referencia y para explorar la compra de derechos. En la mayoría de los casos los viajes son financiados de manera personal, porque las organizaciones no cuentan con rubros especializados para este gasto.

 

Un ejemplo de esto es lo hecho por EU Perú, ya que una de sus actividades centrales es exhibir su catálogo en este tipo de escenarios, entre los que se destaca la Feria del Libro Universitario de la UNAM en México. 5 Gracias a estos encuentros tienen hoy relaciones cercanas con universidades en Colombia y Chile, lazos amicales que esperan traducir en proyectos conjuntos. Como gremio, EU Perú cree vital la articulación con otros espacios colectivos como la Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y el Caribe (EULAC), lo que les ha abierto redes en Brasil, España, Ecuador y Argentina; además, vienen trabajando en un catálogo de compra de derechos para las ferias de Frankfurt y Guadalajara.

 

Estas participaciones internacionales son incipientes y buscan plantear una ruta de intercambio ante la escasez de relaciones, el cual se circunscribe, esporádicamente, a libros o a la inclusión de las producciones peruanas en los catálogos de ferias, muchos de ellos transportados como parte del equipaje personal y no como un envío por aduana. Las editoriales como intermediarios creativos han logrado publicar a escritores de Portugal, Francia, Italia, Estados Unidos, Colombia y Angola.

 

En el caso de América Latina se han establecido relaciones y algunos contactos con México, Colombia, Chile, Argentina, Venezuela y República Dominicana. Solo en pocas ocasiones se han hecho coediciones, aunque es una de las apuestas de este tipo de editoriales para expandir su radio de acción como ya algunas de las editoriales medianas y grandes lo vienen haciendo. Por tal motivo, algunas ya han adelantado negociaciones con editoriales y agencias literarias de los otros países.

 

Sobre la circulación, algunas están presentes en España gracias a librerías medianas, pequeñas o de nicho, o han intentado participar en las compras públicas de Chile, por ejemplo. Creen importante reforzar la búsqueda de oportunidades de participación en otros países y lograr concertar acuerdos con distribuidoras internacionales con modelos de operación similares a los de Libranda o Bookwire, dado que la circulación aún se circunscribe a las redes amicales generadas o a las partners editoriales que por su naturaleza facilitan el intercambio.

 

En cuanto a los desafíos que se plantean en la red internacional, sobresalen: i) Es más fácil y económico importar que exportar, por lo que hay un importante desequilibrio para la internacionalización del libro peruano. Esto implica establecer una estrategia de internacionalización del libro que contemple tarifas significativas para importar y exportar; ii) La Alianza Pacífico tiene los mercados interesantes para Perú, según lo expuesto en el estudio realizado por la Cámara Peruana del Libro y CERLALC sobre la internacionalización del libro peruano. Y aunque hay mucha comunicación entre los países, la formalización de las actividades permitiría avanzar un paso más; iii) Convocar a otros organismos supranacionales para que se sumen al fortalecimiento de este tipo de intercambios, creando fondos regionales para la movilización de agentes del ecosistema del libro entre los países; iv) Incluir recomendaciones de autores y editoriales de los países de la Alianza en las programaciones culturales de las ferias (intercambio de doble vía); y v) Reducir los trámites para la comercialización, así como la creación de líneas de apoyo para los agentes del sector, como movilidades para la participación en ferias y actividades de promoción de publicaciones en otros países. 6

 

Caracterización de agentes de la cadena del libro y su rol en la circulación del libro 7

• Agentes literarios:

 

En Perú se reconocen como agentes literarios a aquellos extranjeros que representan escritores peruanos posicionados en el ámbito internacional. Al interior del país es una figura novedosa, y pocos saben de su funcionalidad en el ecosistema del libro. Para Giuliana Abucci de Abucci & Barone –Consultoría y Desarrollo Editorial, el rol de su empresa es facilitar la llegada de los autores a las editoriales y mostrarle el camino para hacer viable la publicación de su manuscrito. Consideran que “el agente literario no es solo un intermediario, es alguien que critica el texto, hace una previa edición y sugiere cambios de acuerdo con el público objetivo y las editoriales interesadas en los temas que proponen los autores”.

 

Esta vinculación hace que la relación sea amistosa y el modelo de negocio variable, pues depende en gran medida del trabajo del agente y su nivel de entrada con las editoriales, las cuales han reducido su demanda de nuevos títulos, dado que están centrados en la búsqueda de sus propios autores. Pero para algunos este rol no es necesario y les resulta costoso. Algunas editoriales pequeñas asumen como parte de sus tareas las funciones de un agente literario. Respecto a los mecanismos de regulación, es importante establecer ciertos criterios para los contratos entre autores y editoriales, pues algunas determinan tiempos muy amplios o cláusulas de exclusividad que no le permiten al autor negociar otras posibilidades porque tienen obligaciones hasta por diez años, que incluyen las publicaciones en diversos formatos.

 

Ahora, al igual que en los otros países de la Alianza, hay un pequeño grupo de autores con una trayectoria destacada que circulan internacionalmente de la mano de agencias literarias reconocidas. Evidentemente, el lugar principal lo ocupa Mario Vargas Llosa, que como otros grandes autores del Boom es representado por la Agencia Carmen Balcells, al igual que Alfredo Bryce Echenique o el caso particular de la obra de Julio Ramón Ribeyro, manejada directamente por sus herederos. Después de estas figuras emblemáticas surgen escritores que han merecido la atención del público extranjero gracias a premios internacionales, como es el caso de Alonso Cueto (Premio Herralde de Novela, 2005) o Santiago Roncagliolo (Premio Alfaguara, 2006), y otros como Iván Thays, Ricardo Sumalavia, Fernando Iwasaky, Gabriela Wiener, Renato Cisneros, Diego Trellez Paz, Juan Manuel Robles, María José Caro o Claudia Ulloa, muchos de los cuales son representados por las mismas agencias del circuito internacional que se han mencionado anteriormente.

• Editoriales:

 

En el caso del Perú, algunas editoriales tienen como actividad principal y en ocasiones como actividad secundaria la distribución, la cual es también parte de su estructura de trabajo como ocurre con las trasnacionales. Nacen en su gran mayoría con el propósito de aportar nuevos contenidos editoriales, por la pasión hacia la literatura y por el interés de proporcionar alternativas en el panorama nacional. Es decir, combinan el interés creativo y artístico con la idea de negocio.

 

En varios casos, el objetivo es posicionar miradas regionales respecto a la hegemonía y el centralismo del país; en otros es generar productos editoriales que permitan la convergencia de otras áreas y disciplinas de las humanidades y las artes. Para otros, la apuesta se ha centrado en la visibilidad de jóvenes autores, o hay quienes pretenden construir una marca que ayude a refrescar la oferta editorial en el país.

 

A diferencia de una empresa como Ediciones Peisa (1968), las editoriales que participan en el estudio surgieron luego del año 2000 y corresponden a editoriales pequeñas, donde el intervalo de trabajadores oscila entre uno y diez en modalidades laborales diversas. De acuerdo con los proyectos e iniciativas anuales se incorporan durante al año más trabajadores bajo modalidades de contratación por productos. Ellas son Editorial Aletheya (2007), Polifonía Editora (2010), Estación La Cultura (2013) y Editorial Peso Pluma (2014). Adicionalmente, se pueden mencionar editoriales de nicho como Pakarina Ediciones (2009), Gato Viejo Ediciones (2010), Amotape Libros (2013), Paracaídas (2016), entre otras.

 

En cuanto a la producción, todas han logrado superar el número de títulos respecto al año anterior, además de diversificar sus actividades. Aunque todas las editoriales producen sus títulos, algunas ofrecen servicios editoriales para autores específicos, empresas y universidades; otras alternan esta actividad con la distribución de libros importados de los mismos géneros que produce, y algunas han incorporado el merchandising. 8

 

En el marco de la red nacional, las editoriales han logrado encontrar nichos de mercado y posicionar bajo esta perspectiva sus catálogos. Los libros de autores reconocidos son los que más ventas generan, denominados longsellers. En cuanto a las novedades, aunque son apuestas de las editoriales, son las que dan réditos en el corto plazo. En estos modelos de negocio se han ido posicionando la dinámica de contratación y pago al autor, hecho que incluye la gestión de sus respectivas regalías, situación novedosa considerando que anteriormente era el autor quien tenía que gestionar la publicación de su libro. Gracias a este vínculo formal con el autor, algunas de las editoriales participantes han ganado credibilidad que les ha facilitado la vinculación con nuevos creadores tanto en el país como en el exterior. Han logrado, además, trabajar con autores regionales como con profesionales y técnicos de otras disciplinas como los ilustradores, diagramadores y diseñadores, con el propósito de incrementar la calidad de sus producciones y también hacer visible la propuesta gráfica y de diseño del país.

 

Respecto a los canales de venta, estos se han diversificado. Algunas han iniciado de manera incipiente la venta directa a través de presentación de sus catálogos online gracias al traslado del negocio a las plataformas digitales, ampliando así el radio de venta (salir de los cuatro distritos de Lima que concentran el mayor número de librerías en Lima). Por ello, la red de librerías (pequeñas y medianas, así como de cadena) se ha asumido como un circuito complementario que sigue funcionando, pero que no es central en todos los casos. 9

 

En cuanto a sus fortalezas, destacan la generación de productos especializados y de gran factura, lo que hace que sean bien recibidos por los lectores y mantener el ritmo de producción anual. En otros casos, la combinación de estrategias de posicionamiento y marketing en redes sociales permiten visibilizar lo propio y así hacer contrapeso a la escasa presencia en medios masivos. Por su parte, algunas editoriales regionales han creado concursos de ficción para autores del contexto, buscando promover con ello la creación.

• Distribuidores:

 

Perú se destaca por contar con distribuidoras de gran tamaño, que tienen experiencia y tradición en la circulación de libros del extranjero en el mercado local. Estas empresas complementan sus negocios en el sector con una oferta editorial propia y puntos de venta en el país. En varios casos pertenecen a conglomerados familiares, como la Distribuidora Inca (1951) que es liderada por la tercera generación, y en la actualidad centra su negocio en la importación de libros de negocio, autoayuda e infantiles. 10 Otro ejemplo, es Heraldos Negros que es un proyecto que nació hace veinte años y su apuesta es representar sellos novedosos de literatura y ensayo.

 

En ambos casos, aunque su actividad principal es la distribución, han desarrollado proyectos como editoriales propias y librerías. Heraldos Negros está vinculada con Revuelta editores y la Librería Heraldos Negros. Distribuidora Inca cuentan con Nóstica Editorial, empresa que realiza productos exclusivos para la distribuidora, también tuvo por dos años la librería Inca Books en Larcomar. En cuanto al negocio, buscan trabajar con proveedores en el largo plazo y lograr hasta donde sea posible la exclusividad de la distribución de ciertos sellos en el país. En el caso de Distribuidora Inca tienen alianzas, por más de 30 años, con editoriales españolas y argentinas; por su parte Distribuidora Heraldos Negros representa a 78 sellos editoriales –en su orden de importancia- de España, México, Perú y Chile. En esta línea también está Crisol Ediciones, que es una cadena de librerías que tienen una amplia cobertura en el país y también desarrolla actividades de importación de libros y edición, de España y México y consideran que es necesario tener acceso a la oferta editorial de los países de la AP para incrementar la diversidad en el mercado interno.  Se destacan otras distribuidoras con modelos de negocio parecidos al descrito anteriormente como SBS e IBERO, que también tienen puntos de venta en el país.

 

Estas distribuidoras son principalmente importadoras de libros impresos. El modelo de negocio está en la línea tradicional: se hacen descuentos a grandes cadenas y librerías independientes luego de la calificación financiera y crediticia bajo la modalidad de consignación (de 15 a 90 días). Consideran como sus mayores fortalezas los servicios post-venta, la gestión de la importación proceso del cual ya conocen sus detalles y la calidad de los productos editoriales que ofrecen. Señalan, que en algunos casos el proyecto editorial se concibe en un país, pero se imprime en China, país desde el cual se efectúa la importación física. Las editoriales con las cuales trabajan son principalmente de España (puede significar el 60% del catálogo importado), México, Argentina, Colombia, Chile y EE. UU. Para generar redes internacionales, las distribuidoras asisten a las Ferias de Guadalajara y de Buenos Aires, que consideran son escenarios importantes por las jornadas de profesionalización y las ruedas de negocios, así como la Feria del Libro de Madrid y LIBER.

 

En cuanto a las barreras de comercio internacional se encuentran con que en el proceso de importación se dan demoras por los operadores logísticos, especialmente en las aduanas, lo que entorpece las reposiciones de los catálogos en los puntos de venta. Señalan que con la pandemia estos tiempos se han incrementado y los costos han aumentado notablemente (los fletes se triplicaron por la escasez de contenedores), lo que está encareciendo el precio de los libros importados.  Adicionalmente, señalan que tienen una alta dependencia de la venta al por menor, debido a que las compras públicas son escasas y han disminuido en los últimos años.

 

Los entrevistados consideran que, al ser un mercado reducido, son pocas las iniciativas de mediano y pequeño tamaño para la distribución en el mercado interno, e inexistentes las iniciativas para consolidar la oferta editorial “independiente” para la distribución y negociación con los puntos de venta. De tal manera, las cadenas y las librerías establecen relaciones directas con las editoriales. Por otro lado, es común que las cadenas y librerías hagan importaciones directas. En el caso de las librerías “independientes” importan los sellos y títulos de su interés a través de distribuidoras españolas “consolidadoras” con las que tienen una relación comercial estable. Se destaca Panoplia de Libros 11 en este nicho de librerías en el Perú.

 

En cuanto al mercado interno, la experiencia de los agentes demuestra que ha crecido la compra de libros en el país, y sostienen que la venta online –aunque es incipiente- ha influido, en parte por el incremento de los canales de venta, además porque “hay nuevos jugadores que participan en dicha venta, y ya no se necesita un lugar ni invertir en muebles” sostiene Miyagi Díaz de Heraldos Negros.  Finalmente, estas distribuidoras ven la necesidad de hacer apuestas en dos direcciones, por un lado, realizar alianzas estratégicas de carácter exclusivo con editoriales medianas y pequeñas en otros países, para así obtener los derechos y reimprimir en el país, dado que sale mucho mejor que importar, lo que permitía acceder a catálogos más amplios de la AP y reducir los riesgos de posicionar nuevos sellos en el mercado interno. Por otro lado, creen que la conversión acelerada a lo digital por la coyuntura de la pandemia permitió ampliar los canales de venta electrónicos y competir con otros agentes de manera más abierta. Por ello, estrategias como Alianza Pacífico se convierten en cruciales para determinar modelos de convenio y mecanismos que faciliten aún más el intercambio. A ello se suma el hecho que algunos no han tenido la experiencia de exportación como tal, aunque en el país ya se han establecido algunas rutas para el desarrollo e incremento de esta actividad 12.

• Librerías:

 

De los cuatro países que conforman la Alianza, Perú es el que muestra un tejido librero más modesto. Se cuentan ejemplos de las categorías mencionadas a lo largo del estudio, pero en una dimensión más acotada y en muchos casos, es más evidente la multiplicidad de funciones propias del sector en un mismo agente, haciendo que los límites entre los eslabones de la cadena se integren en una misma empresa o que un proyecto inicial se desdobla en diferentes componentes que se complementan entre sí.

 

Según lo anterior hay empresas de gran tamaño que funcionan a través de cadenas de librerías y que cumplen el rol de distribuidora para sus propios puntos o para terceros. Es el caso de Crisol o Ibero, que dominan claramente el mercado y reproducen un modelo común a todos los países de la AP y son las empresas que pueden llegar a tener mayor alcance y presencia ante el público general. Este modelo convive con librerías tradicionales como es El Virrey, referencia obligada por el tipo de perfil que maneja y que permitió la aparición de empresas como Heraldos Negros, Librería Vallejo, Revuelta editores, que “encadenan” diferentes iniciativas, según comentaba David Ballardo. De igual manera, Álvaro Benavides, vinculado como socio a Estruendomudo, una de las editoriales independientes más destacadas de Perú reconoció que la apertura de librerías con el mismo nombre les permitió una mayor circulación y afianzar su posición en el mercado.

 

Por otra parte, Guillermo Rivas, responsable de proyectos como Books &Co, La Popular y Book Vivant, da cuenta del desarrollo que ha vivido la industria editorial en Perú. Argentino y con varios años viviendo en Lima, valora positivamente este crecimiento que le ha permitido adelantar proyectos que plantean facetas no convencionales de la librería, destacándose principalmente Book Vivant como un espacio de experiencias que combina la lectura con el vino, entre otras cosas. Esto, la curaduría y el énfasis en la literatura argentina, sumado a la realización permanente de actividades que aglutinan e identifican a un público es motivo para enunciar la necesidad de una “agitación cultural” desde las librerías como espacios que definen la vida de unos colectivos, una ciudad, un país y sus intercambios.

 

Buensalvaje, por su parte, es una muestra de la aparición de librerías de libros impresos bajo desde lo digital, que por diferentes circunstancias terminó conociendo la luz en medio de la pandemia. Esto, por una parte, confirmó la intuición de Dante Trujillo de que este formato podría ser exitoso y así ha sido.  Claro, Trujillo conoce muy bien un registro de la literatura peruana y ha sido impulsor desde diferentes frentes del libro y la lectura. Uno de los más relevantes es la revista que comparte nombre con la librería. Este desarrollo previo le permitió además del “reconocimiento de marca” generar rápidamente una comunidad desde el uso de los medios de comunicación disponibles y las redes sociales.

 

A pesar de lo anterior, hay zonas grises, territorios donde no hay librerías o su oferta es muy limitada. Por eso el circuito de ferias es tan importante, porque actúa primordialmente en los bordes de la circulación concentrada, como es tradicional en Lima y quizá en Arequipa. Lo anterior ha hecho que haya un tipo de librero itinerante capaz de recorrer todo el país dinamizando la oferta de estas zonas. Un claro representante de esto es Rocinante y el trabajo que de tiempo atrás ha hecho Pedro Ponce. Esta mirada conocedora del territorio, de los ritmos e intereses de las diferentes poblaciones constituyen un insumo fundamental para sistematizar y generar herramientas y mecanismos que conduzcan al fortalecimiento de estas rutas y que con el tiempo la presencia del libro no sea pasajera, todo lo contrario, que funcione como enclave dinamizador en los diferentes puntos de la geografía peruana y que esta sea a la vez receptora de la influencia de Chile, Colombia y México.

 

Por último, se debe mencionar el compromiso por parte de las instancias gubernamentales que, a pesar de los cambios en su composición interna, ha venido dando pasos agigantados por comprender de manera integral la cadena del libro y sus necesidades. Avances como la Ley del libro o planes de apoyo para la industria cultural en medio de la pandemia, confirman que es urgente reconsiderar la imagen apocada del libro en Perú. Todo lo contrario: la mesa está servida para impulsar estrategias integrales que sobre lo existente pueda garantizar nuevas dinámicas que articulen al Perú con los otros países de la AP.

• Ferias:

 

En Perú las ferias del libro tienen comportamientos diferentes. En Lima se desarrollan las ferias de mayor envergadura y alcance, con trayectorias de más de veinte años. En las regiones y distritos han surgido modelos diversos de ferias, algunas que desde su gestión se desarrollan de manera ininterrumpida, mientras que otras pueden tener apariciones intermitentes debido a la falta de presupuesto o patrocinadores.

 

En el caso de las Ferias Nacionales se destacan la Feria Internacional del Libro de Lima (con 25 ediciones a 2020) y la Feria Ricardo Palma (cuarenta ediciones a 2019) realizadas por la Cámara Peruana del Libro, la Feria La Independiente (con tres ediciones a 2019) efectuada por la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura y la cual se ha convertido en la plataforma de exhibición de editoriales independientes de Lima y regiones. 13

 

Para los agentes consultados, la Feria Internacional del Libro de Lima es una de las más importantes, porque ayuda a establecer un calendario para la publicación de novedades, permite generar liquidez porque las compras son de contado, por lo cual se valora el volumen, que para algunas implica entre el 50% o 60% del ingreso anual y para las grandes empresas cerca del 30%, en especial porque no se maneja la figura de la consignación. Además, respecto a la red es la que más nexos ha generado, así como algunas de las ferias independientes bajo el circuito de su misma naturaleza. La FIL Lima tiene cada año un país invitado, hecho que moviliza al Ministerio de Cultura y/o Secretaría, el Ministerio de Relaciones de Exteriores, la Embajada, editoriales y autores de dicha nación, lo que implica la construcción de un tejido de relaciones previas y posteriores a la realización de la feria. 14

 

Las ferias independientes, denominadas de esta manera porque apuestan por la apertura de espacios de exhibición a aquellos proyectos editoriales de menor envergadura y que no tienen un gran peso en el mercado; y que, además, tienen el propósito de aportar a la diversidad cultural desde el libro: es decir, favorecer la bibliodiversidad. También se incluyen en este tipo de escenarios las cartoneras y fanzineras, y las producciones regionales como alternativa y contrapeso a las líneas editoriales que operan desde la capital del país, situación que da cuenta de una mirada política sobre estos bienes culturales.

 

Paralelo a estos modelos están las ferias regionales y locales, algunas de ellas llevadas a cabo por organizaciones culturales o actores locales con trayectoria en la gestión cultural; otras, por la institucionalidad pública regional, provincial o distrital. En ambos casos su modelo de financiamiento depende en gran medida del aporte directo de las administraciones locales. Otro factor que incide en su realización es la relación del grupo que lidera el proyecto con las autoridades locales, pues son ellos quienes otorgan los permisos de operación de estas iniciativas y en ciertas ocasiones son uno de sus mayores aportantes. 15 Las editoriales independientes dependen en gran medida de estas ferias, dado que son pocas las que tienen presencia en librerías.

 

Según la información recabada, las ferias no generan utilidades, por lo tanto, los organizadores buscan por lo menos no contraer deudas. En el caso de las ferias públicas lideradas por el Estado, la apuesta es facilitar una plataforma de exhibición de cero costos para las editoriales y así promover la generación de ingresos. En varios casos, la intención es costear el evento tratando en lo mínimo de solicitar a los agentes del libro el pago de stands, logística o actividades de programación cultural.

 

Respecto a la red nacional, las ferias en gran o menor medida cuentan con diversos actores para su implementación: desde entidades públicas y privadas financiadoras o socias de las iniciativas, agentes exhibidores; los gobiernos y autoridades locales (en especial en lo relacionado con los permisos para operar); proveedores de infraestructura, seguridad y alimentos; grupos artísticos y culturales que enriquecen la programación cultural de la feria. En el caso de las ferias más pequeñas, los trueques, intercambios simbólicos y aportes en especie son unos de los mecanismos de financiación. En el ámbito nacional, la Cámara Peruana del Libro es la entidad que organiza las ferias más grandes del país con apoyo de una fundación de la banca y las universidades y un conglomerado de medios, sin el apoyo directo del Estado en todos sus años de realización. La Independiente es financiada por el Ministerio de Cultura y coordinada con la Asociación de Editoriales Independientes de Perú (EIP); la Feria de Cusco, por ejemplo, es gestionada por la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco pertenecientes al Ministerio de Cultura o la ANTIFIL, un evento autogestionario de bajo costo para garantizar la participación de propuestas editoriales alternativas.

 

Sin embargo, los agentes creen que existen relaciones de trabajo, pero no un ecosistema del libro aún en el país, pues falta una mayor participación para favorecer la continuidad y sostenibilidad de las ferias: un mayor aporte del Estado en todos los niveles de gobierno y la generación de mecanismos que incentiven al sector privado a aportar de manera directa en estas iniciativas. Participan también bibliotecarios y mediadores de lectura y/o escritura vinculados a bibliotecas de instituciones públicas o privadas o a proyectos de fomento de lectura y/o escritura de carácter comunitario. 16

 

En el caso de las ferias de menor tamaño —como las independientes—, las invitaciones internacionales son contactos particulares promovidos y gestados por el comité a cargo de la realización de la feria; es decir, los autores llegan sin agentes literarios o editoriales como intermediarios. Ellos mismos viajan y traen sus libros a partir de invitaciones directas, y en varias situaciones se les subvenciona el tiquete o el hospedaje. Lo mismo ocurre con las editoriales extranjeras que se suman a estos eventos en el año. Es decir, en este último caso son acciones puntuales y que se hacen realidad en la medida de los contactos y redes amicales de los gestores y organizadores de los eventos. Las ferias de Chile y Argentina son modelos relevantes, y se reconocen como interlocutores las ferias de Ecuador y Bolivia.

1 Por ejemplo, los jóvenes leen más que las personas mayores de 45 años o de más edad, pues mientras el 15.6% de los jóvenes entre 18 y 29 años declaró no leer nunca o casi nunca, el porcentaje se duplica en el otro grupo poblacional, llegando al 31.1%.

 

2 Bajo esta lógica, EIP es aliado del Ministerio de Cultura para el desarrollo de la Feria La Independiente en su sede principal, donde también se realizan jornadas profesionales en temas como: derechos de autor, asuntos contables, gestión y procesos/herramientas digitales. Además, ha logrado que las editoriales independientes se organicen según las ferias, programando sus novedades para abril (Feria la Independiente) y julio (Feria del Libro de Lima).

 

3 Integra también la Alianza Internacional de Editoriales Independientes, instancia que agrupa los esfuerzos de editoriales independientes de lengua española y en la cual se revisan políticas, se generan ideas y recomendaciones, además de establecer vínculos entre los integrantes.

 

4 En ese escenario, el Ejecutivo expidió el 9 de octubre de 2019 el Decreto de Urgencia 003-2019, que prorroga los incentivos de la Ley del Libro por un año más y amplía las acciones del Estado respecto al fomento de la lectura y la promoción del sector editorial en el país, como medida para mitigar los efectos ante la ausencia de una ley que establezca las reglas de juego a largo plazo. Aunque desde lo público se han sorteado estas dificultades, el sector reclama además de la Ley, la Política Nacional del Libro, la Lectura y las Bibliotecas, de la cual habla la Ley del año 2018 y que se ha determinado como apuesta obligatoria del ente rector.

 

5 En 2017 estuvieron seis editoriales; en 2018 hicieron presencia ocho y en 2019 asistieron nueve. Del grupo siempre han participado en la Feria los fondos editoriales de la Universidad del Pacífico, de la PUCP y de la Universidad Ricardo Palma.

 

6 Aunque los intercambios económicos son incipientes, en el marco de lo internacional han vendido y comprado derechos y se han ofertado libros digitales de algunos fondos editoriales que ya cuentan con publicaciones en este soporte. Han recibido propuestas de compras públicas en otros países, pero consideran que será un trabajo de mediano plazo, pues pocos miembros de EU Perú se ajustan a las condiciones establecidas en los términos de contratación. Aún no cuentan con un sistema de seguimiento de los diálogos y negociaciones que permita establecer los avances en los acercamientos efectuados. Creen importante que, para el caso de las editoriales y fondos universitarios, se trabaje mucho más en la compra de derechos, porque consideran que ahí es donde están las oportunidades tanto para imprimir en Perú o para que se impriman en los demás países la producción editorial peruana.

 

7 Las diecinueve entrevistas realizadas que responden a diferentes agentes de la cadena (22 en total), muestran un panorama dinámico y en expansión que a pesar de las dificultades está apostando por la gestión de espacios por fuera de las lógicas tradicionales y los esquemas comerciales dominantes. Estos ejercicios de generación de colectivos y estrategias de circulación auguran el crecimiento del sector a mediano plazo.

 

8 En algunos casos, como la editorial La Estación de la Cultura, han logrado constituir y sostener cerca de cinco sellos editoriales, entre ellos La siniestra ensayos, el cual tiene un importante reconocimiento por sus propuestas de texto científico-social. Polifonía Editora, por ejemplo, aunque su labor se centra en la importación, los libros que edita anualmente son reconocidos por su trabajo artístico.

 

9 Dado que se caracteriza por la venta gota a gota, en algunos casos las comisiones requeridas oscilan entre el 40% y el 50%, lo cual es alto, a lo que se suma que las liquidaciones programadas para sesenta días se extienden hasta 120, cuando no es un sistema de crédito.

 

10 Es importante anotar que por años fueron los distribuidores de Penguin Random House en Perú, hasta que la editorial constituyó su sede en el país. Asimismo, fueron distribuidores del Fondo de Cultura Económica por un año.

 

11 “Consolidamos todos los libros de las distintas editoriales que nos pidan y lo enviamos todo en un solo envío y con una misma factura mediante courier, cargas aéreas, terrestres o marítimas. Estamos especializados en editoriales independientes españolas de todas las materias”. En: https://lapanoplia.com/.  (diciembre de 2021)

 

12 La Cámara Peruana del Libro elaboró en 2018 un manual en el cual se presentaban los criterios, exigencias y mecanismos existentes para una efectiva exportación de productos editoriales, en el cual se incluye un listado detallado de las condiciones y requisitos para la importación y comercialización de productos editoriales que tienen los países latinoamericanos. Cámara Peruana del Libro (2018). Manual: Exportación de productos editoriales. Lima: CPL. Recuperado de https://infolibros.cpl.org.pe/manual-de-exportacion-de-productos-editoriales-desde-peru-para-el-mundo/

 

13 A estas se suman las cien ferias del libro que aproximadamente hay en el país en pequeños formatos, según un primer mapeo de la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura, en las que autores locales presentan sus obras y negocios locales exhiben su stock.

 

14 Aunque aún no es una feria con una amplia rueda de negocios, para cierto grupo de actores representa un espacio académico y técnico destacado gracias a las jornadas profesionales, así como un escenario para hacer contactos y establecer relaciones con otros agentes, en principio, del ámbito nacional.

 

15 x

 

16 Acerca de los actores estratégicos se destacan los medios de comunicación masivos del orden nacional y regional, pues todavía tienen una gran demanda por parte del público y son ellos los que tienen capacidad de poner la agenda de las ferias en la ruta del interés de los ciudadanos. También consideran importante el trabajo de las redes especializadas, blogs, los segmentos culturales de programas de televisión, notas y apartes culturales de los programas y noticieros radiales, podcasts, suplementos y secciones culturales de periódicos nacionales (impresos y en línea).

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