Actores

La distribución de libros en los países de la Alianza del Pacífico

Los distribuidores como intermediarios mercantiles

 

Una vez finalizada la producción del libro (impreso o digital) viene el proceso de distribución que conecta la oferta editorial con los canales de consumo. Los distribuidores, que tienen diversas características, son considerados intermediarios mercantiles, ya que “son aquellos encargados de tomar la expresión artística (ya como producto) y distribuirla con el fin de que entre en el mercado y haga parte efectiva de cadenas de intercambio” (Lado B, 2017 b). Suele asumirse que la labor de los distribuidores es la de intermediarios logísticos y comerciales ; sin embargo, cumplen un papel mucho más complejo al servir de mediadores y garantes entre las editoriales y los canales comerciales. 1 Estos agentes aportan valor al ecosistema del libro al realizar una “selección” de editoriales y títulos que ponen a disposición de los intermediarios de consumo (librerías, bibliotecas, ferias, entre otras), siendo estos últimos los encargados de conectar el producto editorial con los consumidores finales.

 

Esta actividad es el nodo en la red editorial que permite la accesibilidad entre agentes y mercados; por tanto, mantienen el dinamismo de la circulación del libro. Las interacciones comerciales de mayor relevancia e intensidad se dan con los intermediarios de consumo, aunque también son importantes las conexiones que pueden llegar a establecer con instituciones públicas y privadas (ventas directas, licitaciones o compras públicas), y con las ferias como escenarios para vender sus portafolios. Sin embargo, no es un nodo central en la red al tener pocas relaciones. A diferencia de las ferias, las librerías, e inclusive los autores y las editoriales, las distribuidoras tienen una baja visibilidad. De ahí que su actividad tenga poca exposición y reconocimiento en el ecosistema del libro y de cara a las políticas públicas.

 

Del conocimiento que el distribuidor tenga sobre la oferta de una editorial y de los fondos que alberga una librería, dependerá la conexión entre los libros y los lectores. Por tanto, es el distribuidor quien hace de puente entre las editoriales y las librerías, de un mismo país o de diferentes latitudes. Desde esta perspectiva es un agente primordial en el comercio internacional del libro, y dependiendo de sus conexiones en el mercado global, actúa como importador y en menor medida como exportador de libros, como sucede con los países de la Alianza del Pacífico.

 

El proceso de la distribución exige una relación permanente entre editorial y distribuidora, y distribuidora y librería. Estas dos relaciones suelen estar en permanente tensión, debido a que los vínculos y los acuerdos están mediados, principalmente, por factores económicos. Si bien el editor es quien define el precio de venta al público, solo hasta que el distribuidor estima los costos logísticos de movilizar el libro y el volumen de ejemplares, además de otras variables, es posible determinar el precio de venta en el mercado de destino. Asimismo, es quien acuerda el porcentaje de descuento sobre el precio de venta al público con los puntos de venta y establece la relación comercial.

 

El proceso de la distribución exige una relación permanente entre editorial y distribuidora, y distribuidora y librería. Estas dos relaciones suelen estar en permanente tensión, debido a que los vínculos y los acuerdos están mediados, principalmente, por factores económicos. Si bien el editor es quien define el precio de venta al público, solo hasta que el distribuidor estima los costos logísticos de movilizar el libro y el volumen de ejemplares, además de otras variables, es posible determinar el precio de venta en el mercado de destino. 2 Asimismo, es quien acuerda el porcentaje de descuento sobre el precio de venta al público con los puntos de venta y establece la relación comercial.

Sin embargo, en la realidad los precios de los libros y los descuentos entre agentes se modifican constantemente debido a factores macroeconómicos, 3 a factores endógenos a las empresas 4 y a estrategias de descuentos. 5 En esta medida, el precio está sujeto a la optimización de los modelos de negocio y de las estrategias diseñadas por los distribuidores que, por lo regular, buscan aumentar sus ganancias, disminuir los costos asociados a la logística del libro y lograr el posicionamiento de la oferta editorial en los mercados de destino.

Uno de los aspectos que condiciona la distribución de libros en los países de la AP es que el mercado hispanoparlante está determinado por la relación de España con los países de Latinoamérica, que por cuestiones geopolíticas históricas ha sido de centro y periferia (Lado B, 2020). 6 Las estadísticas sobre comercio internacional muestran que España, en el periodo 2012-2018, presentó una balanza comercial superavitaria y relativamente estable; en contraste, el resto de los países latinoamericanos presentaron balanzas comerciales deficitarias. Para 2020, según la Federación de Gremios de Editores de España, Iberoamérica representó el 54.2% de las exportaciones del sector editorial español. 7 En este escenario, las empresas de distribución se enfocan en atender la ruta de comercio de España a Latinoamérica, lo que contribuye a incrementar la alta concentración de la facturación de los mercados de la AP. Para el caso de las empresas trasnacionales de origen español (en número pocas frente a la cantidad de empresas editoriales locales), hay que señalar que buena parte de sus fondos corresponden a importaciones y que la circulación de los autores locales en un ámbito regional es menor al de la producción de origen español, tanto de autores como de traducciones. Cabe resaltar que el mercado interno español también presenta una alta concentración de las ventas (facturación) en pocas empresas. 8

Las trasnacionales. Han integrado a su negocio el de la distribución de su catálogo, consolidando departamentos o áreas que se especializan en esta labor. Establecen relaciones comerciales con intermediarios de todos los tamaños, tienen poder de negociación debido a que su oferta disfruta de una demanda consolidada. 9 En las redes del ecosistema editorial de los países de la AP, son nodos centrales y las decisiones comerciales que toman tienen un impacto directo sobre el comportamiento del sector. Suelen acompañar su ejercicio de distribución con una fuerte exposición mediática, un posicionamiento de autores, una presencia destacada en puntos de ventas, participaciones en ferias de libro con despliegues masivos y una concentración, a pesar de sus numerosos sellos, en aquello que es el núcleo del consumo en cada país. 10

Pequeñas empresas. Finalmente, están las editoriales que toman la decisión de distribuir sus fondos, sin el propósito de escalar a la actividad de distribución. Habitualmente, el tiraje de un libro de una editorial pequeña (e inclusive de mediano tamaño) está entre 500 y 1.000 ejemplares. Estos son distribuidos principalmente en el mercado local, 11 y, en caso de circular en otros mercados, los editores usualmente movilizan consigo los libros a los países en los que participan en ferias o eventos relacionados. Una vez en el país de destino, los ejemplares son entregados a editoriales afines para que los integren a sus canales de distribución o se entregan directamente en los puntos de venta (Lado B, 2020). Este proceso de distribución es informal, no es una relación continua que permita efectivamente abrir mercados; por el contrario, las experiencias no han sido satisfactorias.

>> Distribución de contenidos digitales. A esta categoría pertenecen las empresas que hacen producción de contenido editorial para soporte digitales (libros electrónicos, audiolibros, entre otros) y prestan servicios de distribución (aseguran que los libros cumplan los requisitos de todas las tiendas y plataformas). Su labor es agregar los catálogos digitales de las editoriales y representarlos frente a las plataformas de consumo de libros digitales. 12 Estas empresas prestan servicios de validación de archivos y control de calidad de los soportes según las especificaciones técnicas de cada plataforma. Adicionalmente, ofrecen servicios de gestión de derechos y de gestión de la información, con lo que diseñan estrategias de mercadeo a la medida de la editorial. Estas son empresas globales, como Overdrive 13 y Bookwire. En la región, operan pocos productores de libros digitales y agregadores locales, mostrando un claro desequilibrio para los agentes de la región. A pesar de esto, en los países de la AP se cuenta con empresas como: MakeMake, eLibros, InkIt, Patagonia.

Fuente: Elaboración propia con datos de UNESCO (2020).

A continuación, presentamos una propuesta de clasificación de los modelos de trabajo encontrados. 14 Cabe resaltar que los modelos no son excluyentes entre sí, y que las distribuidoras pueden mezclar los modelos y las estrategias a su conveniencia:

Modelo tradicional: optimización de la gestión logística. 15 Este modelo está asociado a empresas especializadas en las labores de gestión logística que nacieron como respuesta a la necesidad de movilizar los libros entre países. Algunas iniciaron siendo una extensión de editoriales españolas que con el tiempo se independizaron y consolidaron. Tienen una actividad empresarial sólida, algunas con más de 20 años, y su catálogo se ha ido fortaleciendo gracias a su reputación y reconocimiento en el sector. Este modelo funciona para editoriales que tienen una mayor escala de producción, en función de un mercado con demandas establecidas (texto escolar y universitario, libro infantil, entre otros), lo que le permite precios estables y competitivos. Usualmente, este flujo de comercio es de España hacia los países de la AP (en promedio el 70% del catálogo de estas distribuidoras es de origen español). En este modelo están principalmente las empresas de las categorías “transnacionales” y “grandes empresas”, descritas anteriormente.

Modelo integral / 360°. 16 Este modelo busca integrar los tres elementos anteriormente descritos. Se ocupa de posicionar fondos editoriales extranjeros y locales en un mercado concentrado por los contenidos ofrecidos por las transnacionales. Desde esta perspectiva, deben buscar editoriales que cumplan con los criterios de su línea curatorial. Usualmente son editoriales de mediano y pequeño tamaño, con una escala reducida de tiraje, por tanto, las economías de escala ya no favorecen la movilización de los libros, lo que los obliga a buscar estrategias para ampliar los mercados de destino y reducir los costos logísticos.  Se caracterizan por la calidad editorial de sus catálogos que incrementan la diversidad de la oferta de los mercados de destino. En esta línea, considerando la estrechez del mercado y la poca visibilidad que tiene la oferta editorial que representan, buscan desarrollar estrategias de mercadeo y de posicionamiento de la mano de los editores y de los libreros, esto con el objetivo de compartir los riesgos y abrir mercados entre los tres agentes. Reconocen la utilidad de sistemas de información robusta, algunas implementando soluciones y software a la medida. En esta categoría están principalmente las empresas de la categoría “distribuidor exclusivo”.

Modelo de prestación de servicios de logística. 17 Este es uno de los modelos que se han integrado de manera más reciente al ecosistema editorial. Parte de la oferta de servicios, que contemplen los tres elementos ya mencionados, según la necesidad de la editorial y su capacidad de inversión. Las distribuidoras que prestan estos servicios consideran que es necesario acompañar la gestión logística con la promoción para asegurar una buena penetración en el mercado de destino, pero señalan que las editoriales no ven los beneficios, o no tienen los recursos, para invertir en promoción. Para estas empresas la sistematización de su operación, la producción de información en tiempo real sobre el estado y localización de los libros, así como los cortes mensuales, son fundamentales para generar confianza a los clientes. Este modelo puede llegar a la gran mayoría de canales comerciales y, al mismo tiempo, alcanzar diferentes niveles de especialización según el tipo de propuesta editorial. Resulta una alternativa para aquellas editoriales en busca de nichos específicos. En este grupo hay empresas con los dos tipos de agentes.

Impresión en el país de destino. 18 La necesidad de reducir costos relacionados con el transporte, bajar precios de venta al público y aumentar los márgenes de ganancia han hecho que los dos tipos de agentes definidos anteriormente (editor-distribuidor y distribuidor exclusivo) apelen a la impresión local, o coedición, como una alternativa eficaz, además de para integrar títulos a fondos específicos o hacer transferencia de prestigio. A pesar de los beneficios señalados, hay motivo de suspicacia por parte de los editores respecto al incumplimiento de los acuerdos relacionados con el número de ejemplares a imprimir y comercializar en el destino. Esto por la dificultad de supervisión y control, por tanto, se requiere de altos niveles de confianza entre las partes.

Impresión por demanda. 19 La impresión por demanda es otra estrategia que aparece como una oportunidad para editores, distribuidores y libreros al resolver problemas como: eliminar los costos de movilización de libros entre países; bodegaje y manejo de inventarios en el destino; se eliminan riesgos al controlar la impresión de ejemplares autorizados; brinda información transparente y en tiempo real de ventas; y amplía el acceso a un mayor número de contenidos editoriales. Las limitantes están asociadas, en primer lugar, a una barrera de entrada debido a la inexistencia, en algunos casos, de la tecnología que permite esta actividad. En México, y recientemente en Chile, se ven distribuidoras que empiezan a ofrecer este servicio, apalancadas por empresas que cuentan con las máquinas para tal fin. En segundo lugar, la calidad aún no es comparable a la del offset, la variedad de papel es limitada y la entrega del ejemplar no es inmediata. Sin embargo, los consumidores adaptan sus preferencias por el contenido y no por el soporte, y están dispuestos a esperar, lo cual hace de esta una opción prometedora. 20

La distribución de los libros tiene una ruta trazada: España-Latinoamericana. La distribución de libros está concentrada en cubrir la ruta de España a Latinoamérica, debido a que España tiene mejores condiciones para la exportación de libros (más rutas de comercio, menores costos logísticos, tejido empresarial exportador). 21 Por el contrario, el comercio de libros entre países de la AP es escaso. Los costos logísticos son altos (principalmente el transporte). Finalmente, la ruta de exportación de libros de AP a España no ha sido diseñada, a pesar de esfuerzos aislados de distribuidoras y editoriales.

Las barreras de comercio entre países de la AP son fáciles de modificar. 22 Los entrevistados señalan que, pese a los esfuerzos, de las instituciones públicas relacionadas con la circulación del libro de estos países por fortalecer la distribución de la oferta editorial, las barreras persisten. No se han obtenido avances en: acuerdos colectivos con las transportadoras aéreas para reducir los costos de transporte; reducción de los aranceles y los impuestos locales como el IVA; estrategias conjuntas de penetración de mercados para reducir costos. Estas barreras recaen directamente sobre los distribuidores que son quienes asumen el riesgo de movilizar los libros entre países.

Librerías en los países de la Alianza del Pacífico

Librerías y libreros como intermediarios de consumo

 

A pesar de esto, el negocio del libro se ajusta a una serie de operaciones y variables que determinan un margen que permite la sostenibilidad del espacio, esto es: el pago de rentas, servicios, personal, los compromisos con los proveedores, comisiones bancarias, etc., hasta llegar a una ganancia que la haga sostenible en el tiempo. El margen, que es variable, es el descuento que sobre el PVP (precio de venta al público) establecen, acuerdan y negocian editores o distribuidores con los libreros. Una cadena de librerías con presencia nacional y altos índices de facturación suele tener un margen mucho más alto que una librería de barrio que apenas abre sus puertas. En cada país, la variación del descuento puede ir de un 50% a un 20% sobre el precio que paga el comprador final. 23

Siguiendo con la relación de editores, distribuidores y libreros, hay que mencionar que, con el paso de los años, el modelo de compra en firme de las librerías se ha desplazado a uno de consignación. Años atrás los libreros hacían una inversión de capital sobre unos bienes que podían vender o no. Con la consignación, el librero recibe el material en su espacio y, solo al venderlo, paga el valor correspondiente a su proveedor. Esto, que supone un menor riesgo para el librero, tiene también otra lectura si se considera el ritmo y tipos de publicaciones de las editoriales. 24 La lógica de la novedad y el best-seller implican una alta rotación en mesas de novedades, es decir, los espacios destacados de exhibición en las librerías, que, por su diseño o ubicación, son un llamado de atención para el lector, un guiño sobre aquello que “debería” comprar. En la medida que cierto tipo de libros garanticen una venta masiva, la autonomía del librero y su capacidad de oferta puede verse mermada, y si esa consideración se hace extensiva a todo el tejido, nos encontraríamos con una oferta monocorde con un claro dominio por parte de unos pocos generadores de contenidos.

Después de revisar un corpus representativo de librerías es posible establecer unas condiciones generales para este agente, además de las particularidades que el contexto específico imprime en el sector. El principal aspecto por destacar es que las librerías son fundamentales para mantener el flujo constante de circulación del libro, pero la constitución de su tejido es débil. Esta paradoja hace que su existencia esté marcada por la inestabilidad, sobre todo en contextos en donde la lectura, si bien está asociada a valores de la más alta significación, no es una práctica cotidiana y extendida, lo que suele asociarse a un consumo de élite o nicho, que a su vez dificulta la convocatoria masiva a estos espacios. Por ello, es usual oír que las librerías son “el eslabón más débil de la cadena”, y a pesar de esto, que no es falso, resulta el más atractivo. 25

Ahora, una de las categorías que desde el inicio del proceso de investigación y análisis sobre el sector editorial de la AP ha estado presente, como una estrategia de auto reconocimiento por parte de los agentes, es el principio de “independencia”. 26 Lejos de los debates que puede haber sobre su uso o acepciones en esta dinámica se ha asociado, a lo largo de las dos últimas décadas, a una oposición entre lo hegemónico y lo emergente, entre lo comercial y lo alternativo, entre lo grande y lo pequeño. En fin, variaciones que entendemos desde la escala, las motivaciones, actividades y consideraciones puntuales sobre los públicos que atienden o forman. En este sentido, se conserva el adjetivo en una categoría de la clasificación de librerías desde la polisemia que encarna junto a otras como: librería tradicional, de barrio, pequeña, emergente, de nicho o cultural. 27 Esto señala, además de una movilidad de los criterios, una necesidad permanente de redefinición que es buen síntoma de la salud y heterogeneidad del tejido librero, más allá de la distancia de las diferentes posiciones en el campo. A pesar de esto, las diferencias que pueden existir entre proyectos libreros como Panamericana, en el caso de Colombia; Antártica, en Chile o Gandhi, en México, con Casa Tomada, U-tópicas, Pedaleo o Book vivant, poseen consideraciones de origen que las hermana. 28

Una característica mencionada atrás, que revela un reto, es que la oferta librera en cada uno de los países de la AP está localizada en su mayoría en las ciudades capitales —y en sectores específicos de su geografía—, y de manera más puntual, en ciudades secundarias con alta presencia de universidades. A pesar de lo anterior, hay que decir que poco a poco se va ampliando la cobertura y aparecen librerías en diferentes puntos de las difíciles geografías de nuestros países. 29 En este sentido, no se puede dejar de mencionar la relación que debe haber con las ferias del libro, una estrategia que en muchos casos es la única opción de una oferta bibliográfica en ciertos puntos de cada uno de los países de la AP, y su necesaria articulación con proyectos locales que respondan a las dinámicas locales. Un ejemplo claro es lo que sucede en Oaxaca, donde instituciones y empresas con un origen común, como La Proveedora Escolar, Almadía y el Fondo Ventura se articulan con la Feria Internacional del Libro de Oaxaca. Este es un modelo que demuestra cómo apuestas de largo aliento generan procesos de formación de públicos lectores y permite, a su vez, el crecimiento del sector del libro fuera de los centros hegemónicos.

Los factores mencionados se pueden resumir en tres perfiles o tipologías básicas, que con variaciones componen el ecosistema librero en la AP: 30

Cadenas de librerías: Centran su oferta en las novedades y libros de rotación rápida (best-sellers, gerencia, autoayuda, etc.); también pueden integrar cadenas de papelerías con espacios permanentes para la venta de libros. 31 La atención es medianamente especializada y sus puntos de venta, en su mayoría propios, se localizan generalmente en centros comerciales y zonas de alto movimiento en ciudades grandes e intermedias de todos los países. A pesar de tener un alto capital financiero, muchas de ellas nacen como proyectos pequeños, con recursos propios o familiares, y que con el paso del tiempo han desarrollado un modelo de negocio exitoso. En Chile se puede mencionar a Antártica; en Colombia a Panamericana Librería y Papelería, y la Librería Nacional; México cuenta con ejemplos como Porrúa, Gandhi y Sótano, entre otras; en Perú, por su parte, podemos mencionar a Crisol, SBS o Ibero. También se pueden encontrar cadenas especializadas en temas jurídicos o religiosos en los cuatro países.

En cuanto a su tamaño, generalmente son pequeñas. La gran mayoría tienen un solo punto de venta, en el caso de las medianas llegan a tres, y rara vez más de dos empleados. Usualmente son atendidas y gerenciadas por sus propietarios que suelen reconocer que, al momento de su creación, tenían poca experiencia administrativa. Adicionalmente, no cuentan con el músculo financiero que les permita una mayor capacidad de negociación con editoriales y distribuidoras, y al privilegiar libros de rotación más lenta, tienen un flujo de ingresos equivalente. Incurren en altos costos de operación de los puntos de venta, como el alquiler del espacio. Tienen ingresos variados y costos fijos crecientes, lo cual representa una dificultad para la sostenibilidad económica de este tipo de empresas. Esta categoría se podría dividir en dos: propietarias del espacio y en alquiler, cuestión que resulta fundamental a la hora de comprender el respaldo y costos a los que se ve enfrentado el proyecto y su posibilidad de crecimiento, sea en la apertura de nuevos espacios que repliquen el modelo o lo complementen. 32

Librerías online: La relación de las librerías con el entorno digital se ve atravesado por diferentes factores. El primero fue el de entender que plataformas de comercio en línea podrían incluir libros dentro de su oferta. De hecho, Amazon, que es el caso más emblemático, tomó como punto de partida de su negocio la venta de libros, y hoy por hoy, es líder indiscutible de la venta de libros impresos y digitales. Algo parecido hicieron empresas como Apple y Google para la comercialización de contenidos digitales, rubro en el que solo algunas cadenas de librerías de la AP participan, entre ellas Gandhi y El Sótano. Dentro de las librerías “independientes” no se registró este tipo de venta. 33 En lo que sí es evidente un equilibrio entre las cadenas y las librerías independientes es en la oferta a través de las páginas de internet que aceleradamente integran las opciones de compra en línea para entrega a domicilio, otros canales como Instagram en las redes sociales.

Pandemia y comportamiento lector. El escenario que se experimentaba entre el primer y el segundo trimestre de 2020 era realmente desalentador. La incertidumbre ante el desarrollo de una enfermedad inédita, el confinamiento prolongado que obligó al cierre de la gran mayoría de los comercios y a la suspensión de las actividades acostumbradas se anunciaba como una tragedia sin precedentes para el comercio del libro, pero no fue así. Claro que la producción editorial, la distribución y la venta de libros encajaron un fuerte golpe, pero este se vio compensado por un inesperado fenómeno de reactivación de la lectura y la compra de libros por canales alternativos y bajo lógicas de proximidad. 34

Pandemia y fortalecimiento de canales electrónicos de venta. Uno de los principales aspectos que se superó de forma rápida fue el de la atención a aquellos lectores que no dejaron de realizar sus compras y que, de hecho, se aprovisionaron de lecturas o bien, proyectaron recibir los libros a futuro. Desde entregas a domicilio, por ventanilla, atención a puerta cerrada, creación de grupos de WhatsApp, fue necesaria una reacción decidida y oportuna de las librerías pequeñas o medianas para fortalecer sus canales de comunicación digital, aumentar su presencia en redes sociales y dar un salto tecnológico que había demorado mucho: generar plataformas de comercio electrónico y pasarelas de pago confiables. 35 Las librerías que con anterioridad habían desarrollado un discurso y un posicionamiento en redes sociales para comunicarse a un público específico vieron recompensado estos esfuerzos.

1 Un distribuidor suele tener una bodega y una logística (propia o no) que permite el transporte de los libros a los puntos de venta o a los centros de distribución de las grandes cadenas, así como la devolución del material que no tuvo salida.

 

2 La diferencia entre el precio de destino y el de origen puede duplicar el precio.

 

3 Tasa de cambios, inflación, cambios de precios de servicios conexos como la impresión, de insumos como el papel, entre otros.

 

4 Cambio en la estructura de costos de funcionamiento: salarios, servicios públicos, arriendos, entre otros.

 

5 Los libros importados son los más susceptibles a cambios de precio, debido a las tasas de cambio y las tarifas del transporte fluctuantes. También los libros que se producen y distribuyen en el mercado local deben actualizar el valor monetario, bien sea porque con un nuevo tiraje se modificaron los costos de impresión, por la inflación o por el cambio en la estructura de costos de las empresas (salarios, arriendos, entre otros).

 

6 “España representó en 2018 el 72% de las exportaciones del mercado del libro en español, y México el 16%, con una brecha de centro-periferia del 56%. Argentina y México ocuparon la segunda y tercera posición en la lista de países destino de las exportaciones españolas de bienes referentes a la industria del libro, al tiempo que Chile se ubicó en la séptima posición (Statista, 2020). Pese a la desigualdad en las transacciones comerciales, durante 2019 México fue el principal exportador de libros a España (aproximadamente 259.7 mil libros); Argentina ocupó el segundo lugar (155 mil libros), seguido de Estados Unidos (139,4 libros) (Statista 2020).” (Lado B, 2020).

 

7 En: http://www.federacioneditores.org/img/documentos/comercio_exterior_2021.pdf, noviembre 2021.

 

8 Al menos veintidós empresas concentran el 63% de la facturación (de estas, ocho tienen el 40%), mientras que 406 empresas de pequeño tamaño participan en la facturación total del mercado interno con el 13%.

 

9 En el caso de las librerías, estos fondos generan un flujo constante de recursos que viabiliza sus negocios.

 

10 La tendencia es por los libros de coyuntura, no ficción, la autoayuda y la novela histórica, que dependen, precisamente, de estructuras potentes y con alto impacto comercial.

 

11 El 62% de los encuestados para el estudio 2020 no tienen vínculos para el flujo de bienes y servicios a nivel internacional y al menos el 60% se vende en el mercado local (Lado B, 2020).

 

12 Amazon, Apple, Google, Kobo, 24Symbols, Kobo, Leemur, Lektu, Nubico, Storytel, Scribd, Wattpad y Publica.la, entre otras.

 

13 Se especializa en ser un distribuidor de contenidos para bibliotecas.

 

14 Otras intermediaciones: Modelo de representantes de editoriales para compras públicas, se firman acuerdos para traer ciertas cantidades y venta en firme para compras institucionales públicas y privadas (colegios, universidades, entre otras).  Representan los libros en el territorio y cobran una comisión por venta.

 

15 Océano, Crisol, Monserrate, Promolibro, Plaza y Janés.

 

16 Se habla de un modelo 360°para indicar que son distribuidoras con un área de acción que incluye los tres componentes. BigSur, Penta, Siglo del Hombre.

 

17 Océano, Soler Ediciones, Omniprom, Ediciones del Solar, Big Sur.

 

18 Rey Naranjo, Penta, Siglo del Hombre.

 

19 Ediciones del Solar, Big Sur, Omniprom.

 

20 Señalan los entrevistados que los lectores son impacientes y saltan rápidamente al intermediario de consumo que lo consiga más rápido así sea a mayores costos, de ahí el éxito de plataformas digitales como Buscalibre.

 

21 La Asociación de las Cámaras del Libro de España en el vigésimo octavo estudio del Comercio Exterior del Libro, señala que la industria editorial es uno de los sectores más internacionalizados de la economía española, en intensidad y en antigüedad.

 

22 Descripción de las barreras a los flujos comerciales entre países de la AP: 1. Barreras a la importación y exportación, a la circulación de equipos, al flujo de capitales, a la circulación de personas, barreras fiscales, barreras de transporte, barreras a la política interna (Lado B, 2016 a)

 

23 Esto sin mencionar la aplicación de descuentos y promociones que pueden llegar a ser una constante en la relación con el lector. Estas diferencias, que son atractivas para el comprador, son un factor que puede llegar a desequilibrar el mercado y dar información incorrecta sobre el comportamiento del negocio.

 

24 Zaid, 2018.

 

25 Desde novelas de todo tipo, pasando por las memorias y estudios de carácter académico, además de los informes correspondientes al sector que hacen diferentes instituciones.

 

26 Se debe recordar que el término tiene como punto de partida un principio de diferenciación frente a empresas cuyo capital de origen es transnacional, estatal o institucional (religiosas, educativas, etc.).,

 

27 Un ejemplo de estos ejercicios de definición es el del portafolio de estímulos del Ministerio de Cultura de Colombia, que entiende como librería independiente: Los puntos de venta dedicados a la comercialización de libros, atendidos por libreros de oficio cuyo mayor porcentaje de oferta (inventario y exhibición) corresponde a títulos de literatura, literatura infantil y juvenil, y ensayo. También las librerías que cuentan con mínimo uno y máximo tres puntos de venta físicos tradicionales, y en ocasiones con un canal de venta digital. De manera frecuente realizan eventos culturales como presentaciones de libros, conversatorios, charlas con autores, talleres, horas del cuento, entre otros. (Definición creada a partir del documento “La red editorial en Colombia: compilación de investigación sobre el sector”, página 50. Lado B, y ampliada en acuerdo con la Asociación Colombiana de Libreros Independientes, ACLI).

 

28 Además, en un contexto de libre mercado que ha demostrado un desequilibrio y concentración en la balanza de la composición del tejido librero en cuanto a unas tipologías y criterios que explicaremos más adelante.

 

29 Lo anterior se tuvo en cuenta a la hora de identificar y entrevistar librerías que no pertenecieran a los circuitos capitalinos. Es necesario comprender las necesidades que estas librerías presentan para poder trazar un mapa más completo, y estrategias que a mediano plazo le permitan a la industria editorial tener puntos de exhibición y venta que logren dar una cobertura de calidad a las diferentes regiones.

 

30 Dentro de esta clasificación generales, podrían incluirse dos tipologías adicionales, pero su presencia en este estudio resulta marginal y salvo contadas excepciones se mencionan en el desarrollo del documento que son: puntos de venta de editoriales y librerías universitarias.

 

31 Las librerías papelerías presentan un giro interesante en la medida en que estructuran su público desde las necesidades escolares, contenidos específicos (libros de texto y referencia) y material fungible que se concentra en periodos de alta demanda. También, es importante mencionar que construyen su público en el entorno familiar y desde edades tempranas, lo cual les permite un posicionamiento de marca indiscutible.

 

32 Hay que mencionar que este proceso de transición de las librerías pequeñas a medianas puede darse con relativa naturalidad, pero el salto hacia la configuración de una cadena es bastante complejo. También que muchas de las librerías de tamaño mediano salen de la lógica “independiente” y suelen contar con el apoyo de instituciones u otro tipo de ventas.

 

33 Otro modelo de negocio en el cual las librerías de la AP no tienen participación es en la venta por suscripción que está concentrado en Scribd, Audible o Storytel, que además se han enfocado en la comercialización de audiolibros.

 

34 De manera muy acertada, Catalina Holguín, representante de Make Make mencionaba que la pandemia afectó de manera más fuerte a agentes de la cadena del libro con mayores “comorbilidades”. En este sentido, fueron los canales más robustos y en teoría dominantes quienes sufrieron más el primer embate de la pandemia. También hay que mencionar que desde el sector público fueron muy variadas las medidas y las respuestas frente a las necesidades del sector editorial.

 

35 Esto sin mencionar las diferentes campañas de descuento que se dieron por estos canales a partes iguales entre editores, distribuidores y libreros.

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